¿Cómo llevas este tiempo de cuarentena?

Con paciencia, resignación y la dignidad que puedo tras 37 días confinado. Qué remedio queda.

¿Te has adaptado mejor o peor de lo que pensabas?

Realmente mejor. He seguido rutinas y, por el momento, no me debo quejar ante lo que tenemos encima y nos espera.

¿Qué está siendo, para ti, lo más complicado de estar confinado?

En el plano personal y emocional no poder estar con mis hijos y nietos, así como con otros familiares y amigos. Además, no haber podido acompañar a las familias de varios amigos que lamentablemente han fallecido estos días (qepd), dos de ellos a causa del COVID19.

En el profesional, no poder visitar las experiencias de campo o en almacenes que llevamos en marcha, no interactuar directamente con mis compañeros del Grupo de Investigación y de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de mi Universidad, o no disponer de algún programa informático, aunque he conseguido resolver lo esencial con la ayuda del excelente Servicio de Informática de la UPCT, que está desempeñando una labor encomiable.

¿Cómo es el día a día en casa? 

Procuro mantener los horarios como habitualmente. Trabajo bastante, tal vez demasiado, en el ordenador. Mantengo algunas conversaciones por teléfono, mensajería o videoconferencia en alguna asistencia técnica, con colegas, familiares y amigos. Leo un rato la prensa y veo la tv, generalmente en directo los informativos y, grabados, documentales (como las procesiones del Silencio y de los Salzillos de Murcia y la del Viernes Santo de Lorca o el Entierro de la Sardina) y películas que tenía atrasadas. También veo algunos partidos de fútbol (si puedo del Atlético de Madrid) y tenis (sobre todo de Nadal y alguno de ellos en la web del RMCT) ya que afortunadamente se me olvidan muchos resultados.

¿Cómo estás haciendo para cuidarte y mantener la forma?

Tengo la suerte de convivir esta reclusión con Adela, mi mujer, cuya compañía en clave de buen humor hace más fácil superarla y, gracias a su excelente habilidad culinaria, como muy sano y bien. Además, estoy teniendo la voluntad de hacer ejercicio durante 45 minutos por la mañana y por la tarde: unos 10 minutos paso ligero y luego camino rápido, con estiramientos y ejercicios de brazos y piernas. Las recomendaciones de la web del MCT me han sido muy útiles.

¿Has cambiado o añadido a tu rutina diaria algún tipo de hábito nuevo en este tiempo?

Mantengo prácticamente mi rutina habitual y, como novedad, hago ese doble ejercicio físico diario. Hasta ahora solo iba a jugar al tenis un partido de dobles dos o tres veces por semana y algún domingo iba con Adela a caminar por el Malecón, por el río o por la playa. Ahora hago más ejercicio que antes. También soy más consciente del trabajo a realizar para atender todo en la casa y ayudo un poco más en las tareas; además no me puedo escaquear porque estoy vigilado. Sin embargo, tengo más vida sedentaria que antes.

¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando se pueda salir a la calle?

Reunirme con toda mi familia para abrazarnos y estar un buen rato juntos.

¿Qué es lo que más echas de menos relacionado con el club? 

Añoro mucho jugar los partidos de dobles, sobre todo el fijo de los sábados desde hace años, pero también otros que me iban surgiendo gracias a buenos amigos y, desde luego, los comentarios postpartido en los vestuarios o en la pérgola. También el billar, que un par de tardes a la semana me entretenía bastante, sobre todo si se podía estar bromeando durante la partida. Ojalá este riguroso periodo acabe pronto, se pueda reabrir el MCT y vuelvan esas actividades para todos. Entonces, los socios apreciaremos aún más el lujo de club bien gestionado que tenemos.

¿Qué lección crees que debemos sacar de esta situación como sociedad en general?

Creo que estamos valorando más el trabajo que nos prestan muchos servicios esenciales de los que dependemos, a veces no bien considerados ni bien retribuidos. Son el personal sanitario, de seguridad, dirigentes de multitud de sectores públicos y privados, investigadores, docentes, medios de comunicación, entidades financieras, servicios jurídicos, mantenimiento, administrativos, cuidadoras, limpieza y desinfección o logística, entre otros. Pero también quiero destacar los de producción, cosecha, elaboración, distribución y venta de alimentos así como sus diversos proveedores.

Gracias al extraordinario avance de las telecomunicaciones está siendo relativamente llevadero el confinamiento. Pienso en particular en los niños y jóvenes que disponen de teléfonos, tabletas o consolas y en los mayores separados de sus familiares, pero con sus móviles, y procuro no olvidar a tantos que no los tienen. Por ello, espero y deseo que seamos todos bastante más conscientes de la enorme fragilidad de nuestra estructura social, de cuyo nivel de bienestar estábamos supuestamente satisfechos, sin prestar suficiente atención a sus graves desequilibrios. Estoy esperanzado de que saldremos de esta situación crítica convencidos de la necesidad de reforzar sus cimientos, sobre todo con mayor humildad y solidaridad.

Recomiéndanos una película que hayas visto en estas semanas.

Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar

¿Una serie?

Volver para ser otros. Serie de entrevistas de Iñaki Gabilondo

¿Y un libro?

Estoy releyendo Ética para Amador, de Fernando Savater