Lleva 40 años pisando casi a diario la tierra batida del Real Murcia Club de Tenis, una tierra que conoció junto a su padre casi antes que el suelo de su casa, al venir a residir a Murcia. Ha recorrido media España en centenares de torneos con diferentes equipos y categorías y, pese a ello, sigue siendo uno de los socios más activos. En la actualidad, forma parte de los equipos de más de 35 y 45 años y tiene a una de sus hijas, Lucía, en la escuela de tenis. En esta última asegura haber aprendido, junto a grandes entrenadores, los mejores valores para enfrentarse a la realidad de la vida. Tenis, pádel y amigos de siempre conviven junto a su admiración por jóvenes figuras como Carlos Alcaraz o Ariana Geerlings.

– ¿Desde cuándo es socio del Club? ¿Cómo llegó a ser socio?

Soy socio desde abril de 1981. Justo en unos días se cumplen 40 años desde que llegué al Murcia Club de Tenis. Mi padre cuenta la anécdota que lo primero que hizo al llegar a Murcia fue hacerse socio del club, casi incluso antes de tener casa. Aunque nací en Asturias y después viví tres años en Valencia, que fue donde empecé a jugar al tenis con 5 años, he pasado la mayor parte de mi vida en esta magnífica tierra. Mis padres siempre han estado muy relacionados con el mundo del deporte, mi madre, «La Asturiana», como la conoce todo el mundo en el club, ha jugado y competido en el equipo de veteranas en distintos torneos. Gracias a ese interés que tenían mis padres en iniciarnos en el mundo del deporte, mis dos hermanas, mi hermano y yo hemos pasado por la escuela de tenis y disfrutado nuestra infancia en un ambiente sano y rodeados de amigos en este club. En mi caso, a día de hoy, sigo haciendo uso de estas magníficas instalaciones a diario, casi tanto o más que como lo hacía de niño.

-¿Qué recuerda de su primer entrenamiento de tenis en el Club?

La verdad es que recuerdo perfectamente ese momento, fue en la pista 8. Estaba  esperándome Vicente Gil, entonces director de la escuela de tenis para hacerme la prueba de nivel, que, por cierto, no duró más de 5 minutos. Desde ese momento entré en el grupo de competición de la escuela y empecé a participar en los distintos torneos de la Región, principalmente en el Circuito Promesas, en el que recuerdo a mis padres como locos repartiéndose los fines de semana entre mi hermano y yo, ya que jugábamos en distintas categorías. También recuerdo clasificarme para el Manuel Alonso que era el campeonato de España. La verdad es que todas ellas fueron experiencias fantásticas que recuerdo con añoranza. Otros directores que pasaron por la escuela y de los que guardo especial cariño han sido Antonio Zapata y Florencio Soto, a los que me une una gran amistad en la actualidad. También con Pancho Campos, que venía de entrenar en la prestigiosa escuela americana de Nick Bollettieri, que, a pesar de estar poco tiempo en la escuela, aplicó técnicas novedosas como la grabación de los entrenamientos en video para después proyectarlos y corregir errores, clases de táctica en pista, charlas, etc.

-¿Cómo definiría la labor del Murcia Club de tenis a lo largo de estos más de 100 años?

Tener un club centenario implica muchos reconocimientos a lo largo de estos años como el «Mejor Club de Tenis de España» o, en 2018, quedar campeón del Campeonato de España por Equipos de Primera Categoría o ser reconocido con el título de Real en 2019 por los 100 años de historia.

Pero, más allá de la importancia de los títulos y galardones obtenidos, lo que destacaría es el sentimiento de orgullo que para los socios supone pertenecer a esta institución centenaria. Cuando competimos en los distintos torneos por equipos tanto de tenis como de pádel, lo sentimos como algo nuestro. Nos sentimos orgullosos representando al club que nos ha visto crecer tanto deportiva como personalmente y comprobar el respeto que el MCT provoca en el resto de clubes de la Región.

-¿En qué actividades participa como veterano?

Soy componente del equipo de más de 35 y más de 45 de tenis y del equipo de pádel. Hemos disputado en los últimos años muchas eliminatorias representado al Murcia Club de Tenis por toda la Región y, en toda España, con el pádel. Pero si algo tengo claro es que somos una gran familia, la mayoría de los componentes del equipo nos conocemos desde pequeños, somos amigos desde que íbamos a la escuela de tenis, compartiendo vivencias gracias al deporte y la familia y disfrutando de los éxitos en los torneos por equipos en los que hemos participado.

-¿Y qué destacaría de los torneos sociales que se organizan a lo largo del año?

Creo, sinceramente, que este tipo de torneos como el Social, Juan Herrera o Pajarón, que tanto hemos echado de menos este año por culpa de la pandemia, generan en el Murcia Club de Tenis un ambiente deportivo y de competición sano y necesario. Somos muchos socios y amigos a la vez los que durante la semana solemos juntarnos a mediodía para jugar y entrenar, pero sin duda alguna, ese complemento de los torneos sociales ha hecho que se incremente este número de jugadores en los últimos años.

-Como padre de una alumna de la escuela de tenis, ¿qué valores se ponen en valor dentro de los entrenamientos?, ¿qué formación reciben los alumnos?

Mi hija Lucía, de 9 años, está en la escuela de tenis. Alba, la mayor, de 15 años, se ha decantado por el baile, pero en ambos casos intento transmitirles la idea de que el deporte es fundamental en su desarrollo y educación. Considero que además de aportar beneficios físicos, se inculcan desde edades muy tempranas comportamientos, maneras de socializar y valores y aptitudes fundamentales como son el respeto, esfuerzo, compañerismo, igualdad, obediencia, deportividad o perseverancia, todos ellos fundamentales para hacernos mejores personas en el futuro.

Esta labor recae en gran medida en los monitores. En mi caso, he tenido la enorme fortuna de poder compartir esa etapa de mi vida con estupendos profesionales y mejores personas. He tenido infinidad de vivencias con todos ellos, tanto en la escuela de tenis como durante los torneos a los que nos llevaban a competir por toda la Región los fines de semana. Pedro Martínez, del que nunca oí una palabra más alta que otra; Juan Herrera, del que no necesitaba hablar porque aprendíamos solamente de verlo golpear la bola; Florencio Soto; siempre prudente y dispuesto a ayudar en lo que necesitases; y, cómo no, es imprescindible recordar a tres personas que ya no se encuentran con nosotros y que han marcado mi vida deportiva en el club: Pepe Morga, la eterna sonrisa y con el que era imposible discutir; Ramón Rodríguez; que nos preparaba en educación física todos los días con disciplina espartana a la vez que sabía tener esa palabra amable cuando lo necesitabas; y José Antonio Hellín, Pani, que sabía sacar del alumno lo mejor que tenía.  A todos ellos mi agradecimiento por haber ayudado a disfrutar plenamente de mi infancia deportiva en el Murcia Club de Tenis.

-¿Con qué partido se queda de los disputados en el MCT a lo largo de todos estos años?

El que me marcó fue el torneo de exhibición entre Pat Cash y Andre Agassi, que se disputó en la pista 1. El partido, a pesar de ser amistoso, levantó una gran expectación, como no podía ser de otra manera. Dos estrellas del tenis, en Murcia. En ese momento fue algo inédito traer a esas dos figuras mundiales. Yo tenía 16 años y empezábamos a ver por televisión a ese jovencísimo Agassi, con los pantalones cortos vaqueros, la melena rubia y esa forma de golpear la bola a bote pronto que no se había visto hasta la fecha y que todos intentábamos imitar. A pesar de que Pat Cash se llevó la victoria 6-2, 6-3, en contra de lo esperado, para mí supuso un recuerdo imborrable que aún perdura en mi retina.

Otro evento que destacaría fue la disputa de la Copa Davis entre España y Brasil en el que fui juez de línea junto a varios amigos de la escuela y que supuso para nosotros todo un acontecimiento con una afluencia de público enorme.

-¿Qué figura de primer nivel admira que haya pasado por el MCT? ¿Por qué?

Del MCT han salido grandes jugadores, pero, por encima de otras admiro la figura de Juan Herrera, que ha nacido, se ha formado y ha compartido toda su vida en estas instalaciones, siendo historia viva del club. Pero si hablamos de figuras de primer nivel mundial, Nico Almagro, con el que me une una gran amistad, ha sido el mejor jugador que ha pasado por el MCT. Esperemos que Carlos Alcaraz siga la progresión que está teniendo y podamos disfrutarlo como lo que todo el mundo indica y parece que va a ser, un top mundial. Soy amigo de Carlos, su padre, con el que coincidí en el campeonato de España de cadetes en Madrid, es un tío espectacular que está haciendo las cosas de manera ejemplar. Estoy seguro de que se van a cumplir todas las expectativas que se han puesto en su hijo.

-Desde hace un año entró en nuestras vidas la COVID-19, ¿cómo ha afectado la pandemia a la vida del MCT?

Es evidente que la pandemia ha afectado de forma considerable a nuestras vidas. Hemos aprendido a vivir de otra manera, adaptando necesidades a las múltiples restricciones y recomendaciones. Hemos aprendido a echar de menos la rutina de la antigua normalidad, esa misma que nos estresaba hasta hace un año. El mundo ha parado, y hemos podido vivir a cámara lenta y reflexionar. Sin duda, hemos aprendido mucho.

En mi caso me ha servido para disfrutar y valorar mucho más esos pequeños momentos, ese partido de tenis a mediodía con amigos, la comida en la cafetería con mi peña de lunes a jueves en la mesa redonda de la cafetería, los entrenamientos en el gimnasio, jugar con mi hija los sábados o domingos, el aperitivo de los fines de semana en la polivalente, etc.

 –¿Cómo ve el futuro del MCT? ¿Y de su cantera?

Creo que la incorporación de la figura de Juancho Marín como director deportivo ha supuesto un salto de calidad en la escuela de tenis y, sobre todo, en los grupos de competición. Los conocimientos que tiene del mundo del tenis adquiridos durante su etapa como tenista profesional es algo impagable que está transmitiendo a esas jóvenes promesas que ya se vislumbran en el horizonte.

Un buen ejemplo de lo bien que se están haciendo las cosas es la evolución de Ariana Geerlings, que le ha permitido entrar en la Academia de Rafa Nadal tras su paso por la escuela del MCT, y a la que, desde aquí, aprovecho para mandarle un fuerte abrazo y una pronta recuperación de su lesión de rodilla. Y también un saludo cariñoso a Arjan, su padre, una magnífica persona y gran amigo con el que he compartido muy buenos momentos compitiendo en muchas eliminatorias en los torneos por equipos.

 -Un recuerdo de su infancia que siempre cuente a sus allegados y que haya tenido lugar en el Club de Tenis…

Pues no está relacionado con el tenis, sino con el fútbol, mi otra gran pasión.  Recuerdo aquellos partidos eternos, en lo que ahora es la zona de la cafetería polivalente, donde jugábamos un montón de chavales en una pista de fútbol de «tierra batida», y de donde todos salíamos de allí llenos de tierra hasta las cejas. ¡Las broncas de mi madre cuando llegaba a casa, por cómo dejaba la ropa, eran de aúpa!

-¿Qué mítico match ball aún recuerda?

No es mítico, pero es del único que me acuerdo por inesperado, fue de mis primeros torneos en el Circuito Promesas, semifinales en Cieza contra Vicente Castaño, un buen amigo con el que compartí muchos años de monitor de tenis en las instalaciones del José Barnés y partidos en categorías inferiores. Ese día iba perdiendo 6-2, 5-0, y … bola de partido en contra para terminar remontando y ganando 6-4 en el tercero.

-Y para terminar, ¿qué raqueta no ha olvidado nunca?

La Dunlop Max de John McEnroe, era la que estaba de moda en mi época, aunque yo jugaba con la Adidas de Ivan Lendl.